3/10/13

Obsolescencia programada

Comprar un objeto, un electrodoméstico, un vehículo u otros artículos de una larga lista de productos, que se estropeen mucho antes de lo que deberían dar de sí por su vida útil y que salga más económico comprar un producto nuevo a reparar el viejo es lo que propicia que en estos años se consuma mucho más de lo necesario y se genere una inmensa cantidad de desperdicios. Esto es debido a lo que los expertos denominan: obsolescencia programada.

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La obsolescencia programada es la planificación o programación del fin de la vida útil de un producto después de un período de tiempo calculado de antemano por la empresa que lo diseña para que éste quede inservible y obsoleto mucho tiempo antes de lo que le correspondería. El origen de este método de marketing o como se le debería llamar en realidad, estafa, se remonta a los años de la gran depresión posterior al crack del 29, en los que se sumieron los E.E.U.U. y que pronto se extendería a gran parte del mundo. Por esta situación, que requería reducir el paro a toda costa y volver a reflotar la economía, se necesitaba encontrar una manera de que aumente el consumo y de que crezcan los beneficios sin importar las consecuencias. La obsolescencia programada, desde el punto de vista del empresario, puede ser un buen plan para lograr un mayor beneficio ya que vende más rápidamente su producto y le permite agilizar las existencias en stock. Por otro lado, al hacer el producto de más baja calidad y al producir más cantidad le permite ahorrar en el proceso de producción. Todo esto parece algo muy tentador pero, ¿a qué costa?. La obsolescencia programada produce que en los países del primer mundo, consumistas y donde estar a la última es lo más importante, se compren productos constantemente y se tiren los obsoletos entrando en un bucle de comprar-usar-tirar constantemente. Esto genera una innumerable cantidad de desperdicios que acaban en los países desarrollados convirtiéndolos en vertederos gigantes. Por estas y otras causas la obsolescencia puede producir ganancias a un número reducido de personas pero a costa de empobrecer a muchas no, muchísimas otras y acelerar el deterioro del ya bastante contaminado y sobre-explotado planeta Tierra.

Todo esto hace que las grandes empresas controlen el consumo y la oferta y la demanda de todo el planeta convirtiéndonos en títeres del consumismo más extremo haciendo que compremos cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a gente a la que no le importamos. Y, aún por encima destruyendo la Tierra y empeorando la ya mermada calidad de vida de las personas que viven en países a los que nunca les hemos dado nada, excepto desperdicios.

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